Viernes, 29 de agosto del 2008 - Crítica de Lazos ardientes.
azos ardientes (Bound, 1996), la primera película de los hermanos Wachowski, creadores de Matrix, no es para nada decepcionante. Ni es un delirio formal como su último trabajo, la psicodélica "Speed Racer", ni es tan ampulosa como su famosa trilogía de ciencia ficción. La historia nos presenta a dos mujeres que se sienten atraidas la una de la otra irresistiblemente, lo que llevará a que una de ellas traicione a su pareja, un tipo que trabaja para la mafia. De por medio, dos millones de dólares que irán pasando de mano en mano... La película tiene la agilidad de "Snatch: Cerdos y diamantes", con las sitaciones resolviéndose una tras otra con ingenio, pero también tiene cierta sobriedad que recuerda a "Reservoir Dogs", por su sabiduría al poner en juego el menor número de elementos posibles y sacarles todo el provecho posible, como se detecta en el modo en que se sostiene la unidad de lugar, dos habitaciones de un edificio de apartamentos, durante casi todo el metraje. Lo gracioso de esta historia de humor negro está en cómo la misma situación de partida se va redefiniendo una y otra vez, en una fórmula muy similar a la comedia de enredo, sin que por ello la complejidad del argumento aumente necesariamente. Si bien hay un par de momentos forzados (solucionados más o menos correctamente con unos subrayados en los diálogos), contando con la aquiescencia del espectador creo que la credibilidad se mantiene con éxito. Pero examinemos el fondo de la historia. Lazos ardientes nos habla del amor entendido como confianza en el otro, una confianza siempre pendiente de un hilo. Y es que sobre cada una de las relaciones interpersonales que se describen en el film, sean estas amorosas o simplemente profesionales, acecha siempre la traición, en un juego enrevesado que finalmente acaba afectando el destino de todos los personajes. Los hermanos Wachowski confían en este juego de lealtades y traiciones para construir el argumento, y tienen éxito en su propósito. Pero por otro lado, no parecen creer del todo en las cuestiones que proponen y creo detectar una renuncia a la hora de profundizar y llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Se dejan entrever, por otro lado, una serie de apuntes incisivos sobre la condición de lo masculino y lo femenino y sobre la guerra de los sexos, como cuando vemos al mafioso caer en la trampa preparada por las dos féminas, capaces de prever la reacción infantil del hombre cuando se le ataca en su virilidad. En esta misma línea, se observa también un cambio de roles entre sexos, como cuando vemos (otra vez) al mafioso realizando exhaustivas labores de limpieza con unos billetes impregnados de sangre, o, sin ir más lejos, en la presentación misma de una de las protagonistas, que se dedica a trabajos de manitas típicamente asociados con los hombres. Como decía, el film se abre a una serie de temas, pero estos no acaban de cuajar, quizá en parte a causa de unos personajes desdibujados para cuya descripción se recurre con demasiada frecuencia al tópico, pero sobre todo porque los realizadores ponen el acento en la constucción de la trama y renuncian, insisto, a profundizar en los personajes y sus conflictos, a pesar de que en el film hay abundancia de situaciones dramáticas. En fin, falta hablar de la faceta en la que los Wachowski destacan con más claridad: su capacidad técnica y su pretendidamente elaborada concepción de lo visual. Sin esperar a Matrix, hay ya en esta película algunas muestras de su sofisticación en el uso de la cámara, incluyendo su conocida técnica "Bullet time" (o tiempo bala). Obviando la gratuidad de tanto despliegue, no hay que dejar de destacar una serie de planos que se deslizan cada poco, imágenes completamente incomprensibles en un principio, pero que luego van tomando sentido cuando la cámara se mueve. Los momentos violentos, frecuentes y morbosos, quedan acentuados con soluciones visuales ingeniosas. La fotografía también es interesante, con tonos apagados sobre los que se destacan el negro y el rojo intenso. En cuanto a las actuaciones hablar sobre todo de una correcta Jennifer Tilly frente a Gina Gershon un tanto excesiva. Resumiendo: Lazos ardientes es una película bastante inesperada y con bastantes puntos positivos para quien revisa desde el presente la breve filmografía de los hermanos Wachowski.
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