Lunes, 31 de octubre del 2005 - Crítica de Rosetta.
odría decirse que los Dardenne hacen películas conceptuales. Un concepto visual simple que decide sobre la posición de la cámara, dogmáticamente. El actor adecuado, no necesariamente el mejor. Una apuesta por la economía expresiva. Por la estilización del símbolo. La dedicación al actor. Misterio, preguntas. Émilie Dequenne es la joven actriz francesa que da la cara por "Rosetta", la protagonista del film que recibió la Palma de Oro de Cannes en 1999. Rosetta no es una chica convencional. No tiene dinero ni le conocemos amigos. Vive con su madre alcohólica en un camping. Conoce a Riquet en un tenderucho donde venden gofres. Tal vez gracias a su intervención consigue trabajo allí. Pronto la despiden. Suponemos que el hijo del jefe vuelve a ocupar su puesto. Se busca la vida. Vende ropa usada y pesca truchas con una curiosa trampa fabricada con una botella. Es muy activa... El cine de Jean Pierre y Luc Dardenne es conocido por la fisicidad que transmiten los actores que se ponen a sus órdenes. Un dominio prodigioso de la cámara de mano, de la steadycam, nos convierte en la sombra de sus personajes, en sus insistentes persecutores. Nos convertimos en convidados de piedra de sus rutinas diarias, nos interrogamos sobre su angustia, espiamos el menor matiz de su expresión, los juzgamos. Como el personaje de Riquet, seguimos a Rosetta ruidosamente. Nos enamoramos de ella. Sin embargo, ella no tiene mucho que esconder. Sólo es una chica que pretende ser como los demás, ser normal. Pero en sus intentos tropieza con el capitalismo, aunque ella no lo llamaría así, o quizá sí. En realidad no tiene a quien dar su opinión, así que no lo sabemos. Sí sabemos en cambio que no muestra reparos ante nada ni ante nadie, porque está cansada de cargar con la vida a cuestas. Los Dardenne no se explayan en aclaraciones, prefieren que hablen por sí mismos los personajes, a través de sus acciones y ocupaciones. Su perspectiva artística no rinde cuentas al realismo más allá de la credibilidad de su protagonista. La verdad nace de una apuesta visual increíblemente personal, artificiosa incluso, a la que se rinde una fidelidad absoluta. Nace pues, de la confianza en las posibilidades expresivas del "dogma" que han adoptado. El film tiene dos protagonistas, Rosetta y el espectador, y entre ellos se entabla una conversación silenciosa que a veces pasa a disputa. La mirada de Rosetta responde a unas preguntas, las nuestras, trasmitidas por boca de Riquet. Nos desafía con su rechazo a manifestar la sensualidad, el romanticismo, la belleza, que guarda en su interior. Nos contraria con su comportamiento impulsivo, otras veces con su frialdad. Los Dardenne saben jugar con las ideas preconcebidas del espectador, al que invitan a poner en cuestión las acciones de la protagonista, si bien a la vez saben que quien está en examen es el propio espectador, que se retrata con sus juicios morales, su mentalidad burguesa. "Rosetta" es una crítica al capitalismo desde un punto de vista moral que extiende su análisis de las estructuras del sistema (hasta el agua se negocia) a los absurdos del Estado del Bienestar (hay que trabajar para cobrar el paro), pasando por consideraciones de un feminismo combativo, en una perspetiva humanista que exige responsabilidad del individuo a la vez que muestra las circustancias que lo atenazan. Es, pues, un punto de vista crítico que no admite verdades absolutas ni reduccionismos de ningún tipo. Hablar de los Dardenne pasa también por hablar de los símbolos, que en su gratificante simplicidad se exhiben sin reparo, integrados en el conjunto escénico formado por los personajes y sus acciones cotidianas. Hay, como en "El hijo", una consistente secuencia final en la que se suman símbolos tanto sonoros como visuales con una imponente fuerza reveladora. El film es de una violencia de carne y hueso, que vapulea la cámara. La sorpresa, otra clave del cine de los Dardenne, espera en cada esquina. Una última imagen y una última mirada. "Rosetta" es una merecida Palma de Oro, y una película para volver a ver.
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