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Domingo, 24 de Julio de 2005 - Crítica de Te doy mis ojos.

Cine DVD films película Crítica de Te doy mis ojos de Icíar Bollaín con Luis Tosar Laia Marull maltrato machista hola estas sola Ken Loach

e doy mis ojos es la sexta película como realizadora de Icíar Bollain, artista comprometida socialmente y curtida desde niña en trabajos con grandes nombres en el cine de autor europeo. Su compromiso es el de la fascinación por como nos comportamos, por eso en sus films impera, más que el discurso sobre lo social, la realidad social misma, más descrita que explicada. Precisamente en un título como este, sobre el maltrato machista, es donde una directora, en femenino, puede dejarse llevar con más facilidad por los lugares comunes y acabar en un retrato maniqueo. Claro que en esta película hay discurso, se toma una posición, en primer lugar por que en el arte es un camino inevitable, y en segundo lugar porque otra cosa sería inimaginable en una artista comprometida con su tiempo y su condición de mujer. Pero la profundidad psicológica de los personajes, la indudable calidad de su actuación y la franqueza y el trabajo que se observa en el guión, nos introducen en una comprensión de los carácteres y las situaciones que se aleja de sentimentalismos y de la búsqueda de culpables absolutos. Esta es sobre todo una película de personajes y de actores, pero en su dirección se manifiesta la impronta de la realizadora, que sabe jugar con la posición de la cámara y los elementos escenográficos para encerrar y empequeñecer a sus personajes, y luego liberarles temporalmente a la espera de una nueva prisión. En este contexto, nos encontramos con dos seres solitarios e incompletos que se buscan y unen en la pasión del sexo, dos seres corrientes a los que nadie puede entender salvo ellos mismos, profundamente humanos. En su soledad, la solución de sus problemas sólo puede proceder de un acto de decisión personal, porque a los demás les está vedado conocer la verdad de su realidad. La linealidad y sencillez de la historia impide conocer otras circunstancias que seguro se imponen en la vida de los personajes, pero poco importa esto si, como es el caso, lo poco que se explore contiene tanta verdad. El realismo de las situaciones dramáticas, siempre muy contenido, se complementa con el filmado en tono documental del grupo de terapia a donde acude el maltratador Antonio (Luis Tosar), repitiendo Bollaín, con menos éxito sin embargo, la fórmula que aprendió de su mentor Ken Loach. El lugar donde se desarrolla la acción, la ciudad de Toledo, se cuela como por casualidad en los planos, sin dominarlos, en un ejercicio correcto pocas veces visto en el cine español (pienso sobre todo en la muy equivocada "Octavia" de Martín Patino). En un film como este la calidad de los actores es fundamental: Luis Tosar cumple en las escenas dramáticas y su actuación despide humanidad por los cuatro costados, pero sus miradas transmiten poco al espectador; Laia Marull es una gran elección para el personaje, aunque se observa en ella cierta indeterminación, sobre todo en la expresión gestual; Candela Peña está muy bien, natural, en su papel de siempre; y Rosa María Sardá mejora cuando se desembaraza de su ya aburrido histrionismo, en papeles, como este, más tranquilos. En fin, un film emotivo y profundamente realista, que cumple su función y nos promete mejores trabajos de su realizadora, una vez que esta se comprometa en propuestas más creativas cinematográficamente hablando, y pierda la fobia a los primeros planos que parece perseguirla. (Por: Hamm)

Foro de Te doy mis ojos




Sábado, 23 de Julio de 2005 - Crítica de La Balada de Narayama.

Cine DVD films película Crítica de La Balada de Narayama de Shoei Imamura con Cannes cine oriental japonés

a Balada de Narayama ("Narayama bushiko") logró despertar el entusiasmo del jurado de Cannes en 1983, siendo el realizador del film Shohei Imamura galardonado con la Palma de Oro de este festival. Desde entonces, esta adaptación de unas historias de Shichirô Fukazawa, se ha convertido en un referente del cine de autor japonés. La película nos retrata la vida tradicional en una pequeña e inhóspita aldea de montaña, a unos personajes fuertemente imbricados en el grupo familiar y guiados por costumbres ancestrales. Cualquier director se hubiera dejado llevar por planteamientos complacientes, la belleza de la naturaleza y su equilibrio con la vida del hombre, el efecto del tiempo detenido en formas de obrar irracionales, la permanencia de las cosas... Pero el caso de Imamura es el de un realizador preocupado por el conflicto entre las personas, y sobre todo, el conflicto del hombre con su realidad. Los personajes en este film son zafios, sucios, repugnantes, como corresponde a su modo de vida. Es un mundo en el que lo que prevalece es la supervivencia, donde los hombres se comportan egoístamente, con fines exclusivamente materiales. La espiritualidad es un mero instrumento que sirve de justificación a sus impulsos; son seres carnales que viven y mueren como animales. La verdadera humanidad se encuentra en la experiencia con la muerte, en Narayama, la montaña a donde son conducidos los ancianos por sus hijos, para reencontrarse con dios. El personaje de la anciana Orin representa la valentía, quizá, de aceptar el orden en que funciona el mundo, el ser del hombre en su función de perpetuarse en generaciones. La inteligencia con la que la anciana manipula el destino familiar, imponiendo su voluntad, es uno de los aspectos más hirientes del film. En la plasmación de la historia en imágenes el director demuestra una personalidad, que para bien o para mal, no se ha vuelto a ver en sus obras posteriores: prefiere los primeros planos, concentra la atención cada momento en un personaje determinado, narra de forma nada exaltada los hechos más feroces, los símbolos pasan casi desapercibidos al estar integrados en las escenas sin afectación alguna... todo ello dota al film de un halo mágico que conecta al espectador con la intimidad de los personajes, dotándolos de cierta individualidad, y sobre todo, le conecta familiarmente con la casa, el lugar donde los personajes adquieren finalmente su sentido. A pesar de todo, el director no parece confiar totalmente en su capacidad para transmitir a través de imágenes y los constantes subrayados parecen intentar aclararnos por medio de diálogos el significado de secuencias anteriores. El resultado es una pérdida en la fluidez y el ritmo del film. Los elementos expresamente fantásticos parecen acoplados con calzador, lo que no ocurre en el último tramo de la película, a la vez maravilloso y terrorífico, donde la fantasía emerge del mismo retrato naturalista. Otro aspecto negativo se encuentra en la mala elección de alguna de las músicas. Hay que mencionar por último, y en otro orden de cosas, un nuevo fiasco en el doblaje al español, localizado en el sorprendente añadido de la voz de un narrador, que nos impide oír la balada que da título a la obra, un elemento totalmente artificial y extraño que bien podrían haberse ahorrado. (Por: Hamm)

Foro de La Balada de Narayama




Miércoles, 20 de Julio de 2005 - Crítica de Ultimátum a la tierra.

Cine DVD films película Crítica de Ultimátum a la tierra de Robert Wise con ciencia ficción sci-fi Michael Rennie Patricia Neal

n interesante film de género es "Ultimátum a la tierra" (The Day the Earth Stood Still) , dirigida en 1951 por Robert Wise, (codirector de "Wide Side Story" y realizador de otro film de ciencia ficción muy superior y que con el paso del tiempo se ha convertido en obra de culto, "La amenaza de Andrómeda"); y escrita por Edmund H. North, basándose en una historia de Harry Bates. La singularidad de este film consiste en que los elementos de ciencia ficción se subordinan al mensaje, que trata de advertir, en un mundo en plena Guerra Fría, de los riesgos del uso de las armas nucleares. De este modo, la llegada de la nave extraterrestre y su pasajero sirven a la historia para retratar el modo en la que la población reacciona, a la vez con temor, incomprensión y finalmente violencia, a lo extraño, sirviendo de metáfora a las relaciones entre los dos bloques políticos. La historia hace además guardianes del futuro del planeta a los hombres de ciencia, ante la imposibilidad del extraterrestre de hacerse entender ante los políticos, siempre enfrentados. Este punto de partida, que es en principio interesante, se empaña a medida que avanza a la película al introducirse elementos dramáticos ajenos al género, que resultan innecesarios y rompen con el ritmo de la narración. Por ejemplo, el recién llegado extraterrestre, de igual apariencia y constitución que un ser humano, decide integrarse en la vida cotidiana americana, entrando en contacto con una familia, y las relaciones con el niño y su madre (¿románticas?) se convierten en una pantomima ensalzadora del "american way of life", hasta el punto de aparecer como el hombre americano perfecto, amante de la familia e incluso religioso. Esto sólo es comprensible si se considera lo que sí que consiste en una virtud de la película, la intención de atraer a otros públicos diferentes al habitual en el género y alejarse de las estrambóticas situaciones y la escasa seriedad que caracterizaba a este tipo del films anteriormente. Otras muchas situaciones y diálogos son también innecesarios, efectistas, repitiéndose a veces insistentemente, y no ayudan realmente a explorar las diferentes posibilidades de comparar nuestra realidad con una hipotética civilización extraterrestre. Algunos detalles remiten a los clásicos, como la curiosa escena en la que el autómata avanza amenazadoramente hasta la chica y la recoge entre sus brazos metálicos, tal cual un Kink Kong espacial. La película está bellamente rodada en planos generales, intercalados con postales de los monumentos de Washington, lugar donde está ambientada, aunque se imponen las escenas rodadas en estudio. El tempo dramático del film, tanto en las escenas de acción como en las del suspense no anticipa el talento del director en sus trabajos posteriores, si bien es disculpable si se considera el material con el que debía trabajar. Está además, maravillosamente iluminada y fotografiada en blanco y negro (Leo Tover). Los efectos especiales son modestos pero excelentes para la fecha de su realización. La sencillez de los elementos fantásticos ayudan en provecho del realismo del film. Los diseños de la nave y el robot son sobrios y de gran calidad y se perciben adecuadamente de modo hostil y ajeno por el espectador. Esta calidad no se repite en el movimiento del robot ni en el detalle en el caso de la nave. La poco lucida interpretación de los actores protagonistas (Michael Rennie y Patricia Neal) se estropea aún más en el doblaje al español, inexpresivo y que en ocasiones incluso no refleja exactamente las actitudes de los personajes, y las voces ni siquiera han sido elegidas adecuadamente, produciendo sonrojo, si no risa, el tono castizo con el que se expresan algunos de los militares que aparecen en el film. (Por: Hamm)

Foro de Ultimátum a la tierra



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