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Sábado, 10 de septiembre del 2005 - Crítica de Hierro 3.

Cine DVD films película Crítica de Hierro 3 de Kim Ki-Duk con cine surcoreano Corea del Sur Oldboy

ierro 3 ("Bin-Jip") es el cuarto titulo que podemos disfrutar en España del director surcoreano Kim Ki-Duk, uno de los mejores exponentes de una cinematografía en plena ebullición. Los primeros momentos del film representan ya una declaración de intenciones: un joven que se establece en casas deshabitadas mientras sus dueños están ausentes, se fotografía en ellas y a cambio realiza las tareas del hogar y repara algún aparato electrónico. En una de estas incursiones es sorprendido por una joven con signos claros de haber sido maltratada, y así comienza la historia de amor entre ambos. Bien, pues lo más sorprendente es que estamos ante personajes mudos, que ni entre ellos comparten una palabra, y más aún, ante personajes sin nombre, sin identidad. Por lo dicho ya puede quedar claro el nivel de abstracción en el que se mueve este film, que recurre a lapsos de violencia, situaciones inverosímiles y fantásicas para lograr el debido distanciamiento ante la realidad que se representa, lo que a la vez no impide que se mantenga la complicidad del espectador ante el destino de unos personajes de los que no conocemos prácticamente nada. "Hierro 3" es, al menos tal como yo la interpreto, una parábola sobre la utopía, el desengaño, la pérdida de la inocencia. Sobre la imposibilidad de la justicia y también sobre una sociedad que no admite la disensión frente a sus patrones uniformadores, donde nuestros protagonistas son los refugiados de ese mundo de desolación. El film nos ofrece instantes de gran intensidad poética, muchos de ellos casi coreográficos, momentos deleitosos donde se revela la gran sensibilidad del realizador, que amplia el alcance de la cámara más allá de sus límites invocando la imaginación del espectador, sumergiéndolo en el amor sin límites de sus protagonistas, y oponiéndolo a un amor que sólo significa posesión. Quizás si se le puede achacar al realizador su conservadurismo en estos momentos más poéticos, que parece no querer alargar demasiado, quizá por creer que están por encima de sus posibilidades o quizá por miedo a que se desbarate la fantasía, pero que en cualquier caso evidencian en exceso la presencia del creador. Por otro lado, también se abren algunos interrogantes en torno a la elección del punto de vista, sobre todo en los últimos tramos de metraje. Excelente este film expresivo a la vez que cadencioso, preciosista e imaginativo.

Foro de Hierro 3




Viernes, 9 de septiembre del 2005 - Crítica de 11:14 Destino fatal.

Cine DVD films película Crítica de 11:14 Destino fatal de Greg Marcks con Hilary Swank Rachael Leigh Cook Patrick Swayze Requiem por un sueño

ada mejor que una noche en una pequeña ciudad del Medio Oeste americano para que uno limpie sus trapos sucios. Salvo si por casualidad varios paisanos tuyos deciden hacer lo propio con los suyos, entonces el fregado puede alcanzar dimensiones descomunales. También conviene no complicar las cosas demasiado, porque ya se sabe que, si una cosa va mal, con toda seguridad irá peor... Hay que alabar el complejo e intachable ejercicio de guión del que puede presumir "11:14, Destino fatal" (11:14, 2003), el primer largometraje del realizador Greg Marcks, el tipo de film que presenta una serie de personajes, historias y otros elementos sin nada en común, para luego ir recomponiendo el puzzle, entrelazando esos elementos. Lo que me preocupa particularmente en estos casos es que el resultado de ese puzzle, la imagen que muestre, haga valer la pena el tiempo invertido en su visionado, y no salir pensando que se ha presenciado un espectáculo fútil, o que se ha sido víctima de un engaño. En "11:14", hay algo de eso, pero la ironía, la falta de contemplaciones con los personajes, la brutalidad en muchos casos, de esta propuesta hace que por lo menos merezca una sonrisa. El cuadro final, decía, en este caso, es la de (ahora sí) una verdadera "Ciudad del Pecado", del pecado, eso sí, disculpable, del tipo en el que tu o yo podríamos caer, víctimas de la estupidez, de la desesperación o del miedo. Pecados que mantienen en jaque a una serie de personajes singulares, que se mezclan en situaciones estrambóticas y surrealistas, y que forman el retrato de un grupo de víctimas y verdugos al mismo tiempo, porque nadie está libre de culpa. "11:14" es una película para personas crueles, del tipo que disfrutan viendo a los personajes caer en una calamidad tras otra, de esos que gustan del humor negro y algún que otro momento brutal o escatológico, todo esto sin que por un momento se pierda la simpatía y la compostura. Aunque nadie puede exigirle credibilidad a una película que no cuenta con esta entre sus premisas, la preocupación por la construcción de su castillo de naipes hace perder el tino al realizador en alguna de los relatos, que se me antojan forzados. Esa misma preocupación es la que hace perder fuelle a la obra en sus últimos tramos, que van perdiendo la capacidad de sorprender, produciendo la sensación de que "se va completando", con lo que se elimina también cualquier posibilidad de un final abierto. Como contrapartida, Marcks nos regala su honestidad con la descripción de unos personajes bastante humanos y bastante pueriles, a los que pone a prueba, y quizá también, pretende reprender moralmente. El peor plato se lo lleva el personaje interpretado por la atractiva Rachael Leigh Cook, Cheri, una moderna mujer fatal, capaz de utilizar a dos chicos a la vez, que el realizador reserva para el final seguramente para que el espectador descargue todas las culpas sobre ella, pero a la que a la vez dedica todo su esmero, sobre todo por la conseguida sensualidad que transpira cada escena en la que interviene. También tenemos la oportunidad de ver a la carismática Hilary Swank, magnífica en su papel de tendera provinciana, y que sirve a la historia para la introducción de uno de sus breves apuntes sociales. Por último, y entre otros, tenemos también a un Patrick Swayze orondo, interpretando a un ignorado cabeza de familia que trata de ayudar a su hija Cheri, sin que esta lo sepa ni quiera. Por lo demás, destacar las excelentes localizaciones nocturnas (la ciudad acaba resultando familiar para el espectador), retratadas vívidamente con la steadycam y reproducidas con una fotografía clara, colorista y brillante (mientras que los "flashes" o ráfagas parece que siguen siendo inevitables en este tipo del films). Nada más que comentar de esta obra que cumple con soltura con sus objetivos, el más importante de ellos entretener, que nos ofrece una mirada cáustica y directa sobre las personas a través de una buena idea, y que hace que esperemos nuevos proyectos que puedan confirmar el talento de este prometedor realizador (espero que, al revés de lo ocurrido con otros, véase Nolan, esta vez la promesa se cumpla).

Foro de 11:14 Destino fatal




Jueves, 8 de septiembre del 2005 - Crítica de Código 46.

Cine DVD films película Crítica de Código 46 de Michael Winterbottom con fotos de Samantha Morton Tim Robbins Blade Runner ciencia ficción Frank Cottrell Boyce Code 46

ódigo 46 ("Code 46", 2003), la película de Michael Winterbottom, guarda afinidad en muchos aspectos con ese cine que se quiere definir como "posmoderno" y que rompiendo con las estructuras tradicionales, la linealidad y el esquema presentación-nudo-desenlace, se preocupa por abstraernos a la vida interior de los personajes y los sitúa muchas veces en ambientes traidos de otros géneros, sea el terror, el thriller, o la ciencia ficción, como en este caso, pero sin intención de inscribirse en ninguno de ellos. Este nuevo cine es más una amalgama de conceptos sobre el propio arte que un movimiento que defienda unas premisas coherentes, por lo que no se agota aquí; por ejemplo, pienso en sus preocupaciones metacinematográficas o el interés en interactuar con el espectador, manipulando la dimensión realidad-ficción. "Código 46" nos narra la intensa y fatal historia de amor (que es a la vez la historia de una infidelidad) entre William (Tim Robbins) y Maria (Samantha Morton), una pareja de enamorados que pueden verse traicionados en cualquier momento por su propios prejuicios morales. Subterráneamente, la historia de un amor imposible, que exige arriesgarse rompiendo con las normas... el tema clásico por excelencia. Durante la primera parte del film, extraordinaria, acompañamos a Maria, una delincuente sin una gota de sofisticación, pero por ello mismo con una gran autenticidad, en su entrega confiada a William, un agente de investigación, un hombre seguro de sí mismo. La historia en sí, como se observa, es más bien simple, lo complejo en realidad es su contexto: un futuro no muy diferente al mundo actual, en el que la vida se desarrolla bajo las limitaciones que se han establecido debido a los riesgos de la manipulación genética, donde, para evitar el incesto, no todas las relaciones personales son compatibles, y como consecuencia legales, y donde cada cual dispone de una "cobertura" de movimiento restringida. Un mundo dominado por un poder indeterminado, que vigila y decide sobre las personas, que mantiene un desorden controlado gracias a la adhesión de los privilegiados, donde se destruyen fronteras para restablecer otras, y donde de la multiculturalidad no se sigue la riqueza cultural, pero, eso sí, un poder que trata con aparente amabilidad a sus súbditos. Un mundo habitado por seres volubles y en perpetuo cambio, sumidos en la incomunicación, encerrados en formas estandarizadas de lenguaje... Y a pesar de todo, vemos a hombres y mujeres que disfrutan de una gran autonomía, la vigilancia al fin y al cabo es muy relativa y las normas son fácilmente salvables. Incesto, aborto, emigración, desigualdad, moral... todos ellos temas que se tratan en un film que evita extenderse sobre ninguno. De todo esto se sigue una película con problemas graves de coherencia y aún mayores de definición, por lo que, al menos para el que esto escribe, las conclusiones de la historia se reducen a una serie de reflexiones dispersas (políticas, sociales y morales, pocas o ninguna artísticas) sobre el mundo actual y sobre el ser humano y su condición. Como no llego a obtener la primera lectura no puedo decir que el film se abra a varias, y como mi entusiasmo es poco tampoco me atrevo a decir que el film concentre muchas de las ideas del filósofo alemán Habermas. La vitalidad que se desprende de la primera parte del film se va debilitando a medida que pasan los minutos, y debido a la falta de concreción mencionada no se deja margen a la imaginación del espectador. La riqueza de la interpretación de Morton se desinfla con la película, al igual que el interés por los personajes (hasta las caricias que se reparten acaban agotando), y las pesquisas que protagoniza Robbins no parecen servir a ningún objetivo (ningún director debería renunciar a que cada segundo sea importante). Mientras tanto el mundo que se retrata sigue sin convencerme, quizá por insuficiente, quizá por quedarse a medio camino entre el presente y el futuro, por incoherente seguramente, en todo caso por un "exceso de moderación", si se me perdona la expresión. El film también tiene valores positivos, empezando por la calidad y realismo de los personajes, donde hasta el más secundario destila personalidad; o la variedad de las localizaciones, con grandes panorámicas que sirven de interludio a escenas de más intensidad (y que por otro lado también restan fluidez visual al conjunto); o la elección de escenarios de la vida cotidiana (por ejemplo: los pobres ofreciendo servicios a los coches, el metro, donde se representan los deseos de Maria); o el modo en que se relata el acercamiento (y después distanciamiento) entre los protagonistas, con la escalada de sus encuentros sexuales... Es una película que no puede evitar la comparación con Blade Runner, por la similitud en sus premisas, y que sale perdiendo de ella, pero que en todo caso es recomendable para todo aquel buscador de nuevas experiencias fílmicas. (Por: Hamm).

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